El propósito de la coacción es sustituir los objetivos de uno por los de la víctima. Por esta razón, muchos filósofos sociales han considerado la coerción como el polo opuesto a la libertad.
Se distinguen varias formas de coacción: primero en función del tipo de daño amenazado, segundo según sus fines y alcances, y finalmente según sus efectos, de los cuales dependen mayoritariamente sus implicaciones legales, sociales y éticas.
PhysicalEdit
La coacción física es la forma de coerción más comúnmente considerada, donde el contenido de la amenaza condicional es el uso de la fuerza contra una víctima, sus familiares o propiedad. Un ejemplo que se usa con frecuencia es «poner un arma en la cabeza de alguien» (a punta de pistola) o poner un «cuchillo debajo de la garganta» (a punta de cuchillo o degollador) para obligar a actuar o la víctima muere o se lesiona. Son tan comunes que también se utilizan como metáforas de otras formas de coerción.
Las fuerzas armadas de muchos países utilizan pelotones de fusilamiento para mantener la disciplina e intimidar a las masas u oposición para que se sometan o obedezcan en silencio. Sin embargo, también existen formas no físicas de coerción, en las que la amenaza de daño no implica de inmediato el uso de la fuerza. Byman y Waxman (2000) definen la coerción como «el uso de la fuerza amenazada, incluido el uso limitado de la fuerza real para respaldar la amenaza, para inducir a un adversario a comportarse de manera diferente a como lo haría». En muchos casos, la coerción no equivale a la destrucción de la propiedad o la vida, ya que el cumplimiento es el objetivo.
PsychologicalEdit
En la coerción psicológica, la amenaza de daño se refiere a las relaciones de la víctima con otras personas. El ejemplo más obvio es el chantaje, donde la amenaza consiste en la difusión de información dañina. Sin embargo, son posibles muchos otros tipos, por ejemplo, «chantaje emocional», que normalmente implica amenazas de rechazo o desaprobación por parte de un grupo de compañeros, o crear sentimientos de culpa / obligación mediante una demostración de ira o herido por alguien a quien la víctima ama o respeta. Otro ejemplo es la persuasión coercitiva.
La coerción psicológica, junto con las otras variedades, fue utilizada extensa y sistemáticamente por el gobierno de la República Popular China durante la campaña «Reforma del pensamiento» de 1951-1952. El proceso – llevado a cabo en parte en «universidades revolucionarias» y en parte dentro de las cárceles – fue investigado y reportado por Robert Jay Lifton, entonces profesor de investigación de psiquiatría en la Universidad de Yale: ver Lifton (1961). Las técnicas empleadas por las autoridades chinas incluían una técnica derivada de la psicoterapia de grupo estándar, cuyo objetivo era obligar a las víctimas (que en general eran intelectuales) a producir «confesiones» ideológicas detalladas y sinceras. Por ejemplo, un profesor de lógica formal llamado Chin Yueh-lin, que entonces era considerado como la principal autoridad de China en su tema, fue inducido a escribir: «La nueva filosofía, siendo científica, es la verdad suprema».