Existen dos circulaciones del ojo: la retiniana (en la retina) y la uveal, irrigada en humanos por las arterias ciliares posteriores, que se originan en la arteria oftálmica que deriva de la arteria carótida interna. Las arterias de la circulación uveal, que irrigan la úvea y las capas externa y media de la retina, son ramas de la arteria oftálmica y entran al globo ocular sin pasar con el nervio óptico. La circulación retiniana, por otro lado, deriva su circulación de la arteria central de la retina, también una rama de la arteria oftálmica, pero que pasa junto con el nervio óptico. Se ramifican en una distribución segmentaria hasta las arteriolas terminales y no anastomosis. Esto es clínicamente significativo para las enfermedades que afectan el suministro de sangre coroidea. La mácula responsable de la visión central y la parte anterior del nervio óptico dependen del suministro de sangre coroidea. La estructura de los vasos coroideos puede revelarse mediante tomografía de coherencia óptica, y el flujo sanguíneo puede revelarse mediante angiografía con verde de indocianina e imágenes láser Doppler.
Flujo sanguíneo coroideo revelado con angiografía ICG (Spectralis, Heidelberg) e imagen láser Doppler
En peces óseosEditar
Los teleósteos llevan un cuerpo de capilar adyacente al nervio óptico llamado glándula coroidea. Aunque no se conoce su función, se cree que es un portador de oxígeno suplementario.