La ingesta leve a moderada de alcohol se asocia con una reducción incidencia de eventos cardiovasculares isquémicos, mientras que el consumo excesivo de alcohol puede predisponer a las personas a sufrir un accidente cerebrovascular. Los cambios inducidos por el alcohol en la coagulación y la fibrinólisis pueden ser relevantes y son el tema de este ensayo controlado de ingesta variable de alcohol en 55 hombres predominantemente bebedores de cerveza. Después de 4 semanas de estabilización manteniendo los hábitos de bebida habituales, los participantes fueron asignados al azar para continuar con la ingesta habitual de alcohol o para restringir el consumo de alcohol cambiando a cerveza baja en alcohol durante 4 semanas. En un período final de 4 semanas, pasaron a una ingesta de alcohol baja o habitual, respectivamente. Al comparar los períodos combinados de alcohol bajo y habitual, un aumento en la ingesta media semanal de alcohol de 92 a 410 ml (ingesta diaria media de 13 a 58 ml) se asoció con una disminución del fibrinógeno plasmático (en un 11%, P < 0,001) y recuento de plaquetas (3%, P < 0,05), pero aumenta el factor VII (7%, P = 0,001), activador del plasminógeno tisular (tPA ; 16%, P = 0,01) e inhibidor 1 del activador del plasminógeno (PAI-1; 21%, P < 0,001). La relación, tPA / PAI-1, cayó de 0,50 a 0,44 (P = 0,02), lo que confirma el aumento relativamente mayor de PAI-1 con el consumo de alcohol. Dos anticoagulantes naturales asociados a lípidos, el inhibidor de la vía del factor tisular y la beta 2-glicoproteína-I, no cambiaron. La reducción sustancial del fibrinógeno plasmático con la ingesta de alcohol puede contribuir a la aparente protección que confiere el alcohol contra los episodios isquémicos coronarios y cerebrales. El aumento del factor VII y el aumento relativamente mayor de PAI-1 que el tPA con la ingesta de alcohol pueden atenuar este beneficio y, de hecho, pueden predisponer suficientemente a los individuos a la trombosis para contribuir al aumento de la incidencia de accidente cerebrovascular isquémico que se observa en los bebedores más intensos. El equilibrio de los efectos anticoagulantes y procoagulantes y fibrinolíticos en cualquier individuo puede variar dependiendo de la cantidad y el tipo de bebida alcohólica ingerida, así como de las variables genéticas y de otro tipo, todas las cuales merecen un mayor estudio.
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