Miopatía

La miopatía es un trastorno de los músculos esqueléticos. Los trastornos musculares surgen de anomalías que afectan la estructura o el metabolismo del músculo y tienen diversas causas. Algunos se heredan mientras que otros se adquieren. Las miopatías hereditarias tienen una base genética y suelen aparecer en la infancia, pero los primeros síntomas también pueden aparecer en la edad adulta.

Algunos ejemplos de enfermedades musculares hereditarias incluyen distrofias musculares, miopatías congénitas, miopatías metabólicas y miopatías relacionadas con canalopatías. Algunos ejemplos de enfermedades musculares adquiridas incluyen miopatías inflamatorias y miopatías tóxicas

Las miopatías pueden deberse a enfermedades sistémicas que incluyen trastornos de la tiroides, lupus, artritis reumatoide, síndrome de Sjogren, sarcoidosis, amiloidosis u otra enfermedad crítica.

Síntomas de miopatía

Si tiene una enfermedad muscular, es posible que experimente debilidad, muy probablemente en los muslos y la parte superior de los brazos. Puede resultar difícil subir escaleras, levantarse de una silla o levantar los brazos por encima de la cabeza. También pueden ocurrir calambres, rigidez y dolor. Algunas miopatías pueden afectar los músculos de las manos o los pies, o los músculos faciales y oculares. En algunos casos, el problema puede afectar el corazón y los músculos respiratorios.

Causas de la miopatía

Las miopatías inflamatorias pueden ocurrir cuando el sistema inmunológico del cuerpo causa inflamación en el músculo. Esta inflamación puede provenir de medicamentos o toxinas ambientales. Las miopatías infecciosas pueden ser causadas por virus, bacterias o parásitos. Los músculos también pueden verse afectados por enfermedades sistémicas, incluidas enfermedades del tejido conectivo y endocrinopatías.

Tratamientos para la miopatía

Si sospechamos una miopatía adquirida, como una miopatía inflamatoria, podemos recomendar un músculo biopsia para evaluar la estructura del músculo. Por lo general, tratamos la miopatía inflamatoria con medicamentos inmunosupresores orales y ocasionalmente con agentes quimioterapéuticos. Recomendamos pruebas genéticas y asesoramiento si su afección es hereditaria.

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