El diagnóstico precoz del cáncer se centra en detectar a los pacientes sintomáticos lo antes posible para que tengan la mejor oportunidad de un tratamiento exitoso. Cuando la atención del cáncer se retrasa o es inaccesible, existe una menor probabilidad de supervivencia, mayores problemas asociados con el tratamiento y mayores costos de atención. El diagnóstico temprano mejora los resultados del cáncer al brindar atención en la etapa más temprana posible y, por lo tanto, es una estrategia de salud pública importante en todos los entornos.
El cribado es una estrategia diferente al diagnóstico temprano. Se define como la identificación presuntiva de una enfermedad no reconocida en una población aparentemente sana y asintomática mediante pruebas, exámenes u otros procedimientos que se pueden aplicar rápida y fácilmente a la población objetivo. Un programa de detección debe incluir todos los componentes centrales del proceso de detección, desde invitar a la población objetivo hasta acceder a un tratamiento eficaz para las personas diagnosticadas con la enfermedad.
En comparación con el diagnóstico temprano, la detección del cáncer es una estrategia de salud pública distinta y más compleja que exige más recursos, infraestructura y coordinación. La OMS recomienda que los programas de detección solo se emprendan cuando se haya demostrado su eficacia, cuando los recursos sean suficientes para cubrir al grupo destinatario, cuando existan instalaciones para confirmar los diagnósticos y garantizar el tratamiento, y cuando la prevalencia de la enfermedad sea lo suficientemente alta como para justificar la detección.
La OMS apoya a los Estados Miembros para que desarrollen e implementen programas de detección y diagnóstico precoz del cáncer, de acuerdo con la viabilidad evaluada y la rentabilidad de la detección, y con la capacidad adecuada para evitar retrasos en el diagnóstico y el tratamiento. En 2017, la OMS lanzó la «Guía para el diagnóstico precoz del cáncer», cuyo objetivo es ayudar a los responsables de la formulación de políticas y a los directores de programas a facilitar el diagnóstico oportuno y mejorar el acceso al tratamiento del cáncer para todos. Al desarrollar estrategias eficaces para identificar el cáncer en una etapa temprana, se pueden salvar y salvar vidas Se reducen los costos personales, sociales y económicos de la atención del cáncer.