Sexo anal

¿Qué es el sexo anal?

El sexo anal es la práctica sexual en la que se introduce el pene (o un juguete sexual en el caso de la masturbación anal) en el ano y en el recto de la pareja con la que se está practicando el coito.

Desde la Edad Media el sexo anal se ha considerado un tema tabú y a lo largo de los siglos casi todas las religiones lo han condenado. Las razones de este rechazo son variadas, por un lado, el sexo anal era una de las medidas naturales más utilizadas para controlar la natalidad; por otro, la práctica de este sexo tenía altos riesgos higiénicos. Esta desaprobación se ha mantenido hasta la actualidad. En Estados Unidos, por ejemplo, en 2007 el sexo anal era delito en algunos estados, incluso si se practicaba en matrimonios legales. A día de hoy el sexo anal es una de las prácticas sexuales más extendidas entre las parejas homosexuales.

«A pesar de que los porcentajes varían bastante y del hecho de que hablar del sexo anal sigue creando ciertas incomodidades y que hay todavía pocos estudios, lo cierto es que es una práctica frecuente», señala Silvia Pastells, psicóloga y sexóloga. Algunos porcentajes indican que «alrededor de entre el 15 y el 45% de las parejas heterosexuales jóvenes practicarían la estimulación y penetración anal y aproximadamente el 75-85% de los hombres homosexuales».

Como normalmente el esfínter se encuentra cerrado, el sexo anal podría ser doloroso si previamente no se ha distendido este músculo.Para conseguir que la práctica sea placentera para la pareja la penetración puede ir acompañada de la masturbación, que ayuda a que la musculatura anal se relaje y facilita y mejora la penetración anal.

El potencial erótico del área anal «reside en la numerosa concentración de terminaciones nerviosas que tiene la zona, que éstas están muy próximas y conectadas a las zonas sensibles de los órganos sexuales y a los músculos pélvicos encargados del orgasmo, por tanto lo potencian», señala Silvia Pastels, psicóloga y sexóloga clínica. Aún más, «cuando se da simultáneamente la estimulación del clítoris o pene y la zona anal».

En el hombre con pene, además, «la estimulación y penetración anal masajea la próstata, que rodea la uretra debajo de la vejiga urinaria y que se estimula accediendo al recto a través del ano, a unos 4-5cm de la entrada anal, en la pared que va hacia el ombligo», apunta. La estimulación de la próstata «provoca intensos orgasmos y placer».

A menudo, una experiencia negativa relacionada con el sexo anal, «puede provocar que no volvamos a intentarlo». Hay que recordar que «el ano y el recto no segregan lubricación fisiológica ni su musculatura tiene una elasticidad que le permita demasiada dilatación». Por tanto, «merece la pena hablar con la pareja, de lo que nos apetece y lo que no, y que la persona que recibe la estimulación o penetración anal pueda sentir control, para que se puede relajar, dirigir, sentir y gozar».

Sexo seguro

Esta práctica sexual no está exenta de riesgos. La mucosa rectal es sensible y un lugar propicio para que se desencadenen infecciones. Además, esta mucosa cumple una función absorbente, función que puede aumentar ante una penetración fuerte por el ano que puede provocar a su vez que se generen heridas pequeñas en la zona y hemorragias.

Los riesgos más frecuentes son:

  • Posible propagación de infecciones de transmisión sexual, como el VIH (virus de inmunodeficiencia humana), la sífilis, herpes genitales o la gonorrea, entre otros.
  • Detonador de enfermedades como el VPH (virus del papiloma humano) y todos los tipos de hepatitis.
  • Desgarros, lesiones y hemorragias si se practica con demasiada fuerza.
  • Genera infecciones si no se utiliza protección y se practica con mala higiene.

Higiene

La primera precaución que debe tomar la pareja que quiera practicar sexo anal es utilizar preservativo. Además, es imprescindible mantener el máximo nivel de higiene en el recto y en el ano antes de efectuar la penetración. Conviene que la buena higiene también se realice en el pene y/o en los juguetes sexuales, si los hubiera.

Lubricación

El ano y el recto no generan de forma natural una lubricación que facilite las relaciones sexuales como la vagina. Además, al contrario que la vagina, los músculos de esta zona no son tan elásticos e impiden la dilatación. Esto puede provocar que en muchos casos se produzcan heridas y desgarros.

Para evitar esto, las parejas que quieran practicar sexo anal deben usar algún tipo de lubricante que favorezca la penetración. Los lubricantes naturales, como la saliva, se evaporan rápidamente por lo que es recomendable utilizar un lubricante sintético.

Masturbación anal

La masturbación anal es la estimulación de la zona del ano con el fin de intensificar el orgasmo.

En los hombres, la masturbación anal puede ser placentera porque puede llegar a tocar la próstata, que contiene terminaciones nerviosas. En el caso de las mujeres, con la masturbación también pueden llegar a estimular la vagina.

La zona anal «es sensible y reacciona a las caricias con sensaciones de placer». La estimulación anal debería, en general, «ser progresiva, no introduciendo nada en el interior del ano, ni dedos ni juguetes ni pene de buenas a primeras». Se trata de «estimularlo de forma suave y circular con lubricantes adecuados, para relajarse y relajar la musculatura anal, ir hablando con la pareja para que confíe, potenciando la intimidad», señala Pastells.

Las técnicas más utilizadas incluyen tocar el orificio anal mientras se masturban los genitales propios o de la pareja o la estimulación del ano de la pareja mientras se realiza el coito para aumentar la excitación durante la práctica sexual. Introducir paulatinamente los dedos o el objeto ayuda a que la sensación de dolor no sea tan intensa ya que la dilatación de los músculos será gradual.

Introducir un objeto en el interior del ano también tiene unos peligros asociados. Esta zona es sensible y, además, las paredes intestinales no causa dolor cuando se introducen objetos. Esto implica que en ocasiones los objetos se introduzcan demasiado y luego no se puedan volver a sacar. En estos casos muchas veces la solución es someter a la persona a una cirugía para poder extraer el objeto que ha introducido. Por este motivo no es recomendable introducir objetos en el ano que no están diseñados con ese fin.

Por toto ello, según Pastells, «cada persona debe decidir si quiere seguir con la penetración con el pene y preservativo, con algún juguete pensado para esta práctica, jugar con los dedos». En todo caso, «lo recomendable es poco a poco dejarse guiar por el placer».

Existen en el mercado «productos seguros y diseñados para la práctica anal (preservativos especiales, fundas para los dedos, lubricantes, dilatadores, masajeadores prostáticos, vibradores, etc)».

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