Contexto: Numerosas escalas de caras se han ha sido desarrollado para medir la intensidad del dolor en niños. No está claro si alguna de las escalas de caras es mejor para un propósito particular con respecto a la validez, confiabilidad, factibilidad y preferencia.
Objetivos: Resumir y revisar sistemáticamente las escalas de dolor de rostros más comúnmente utilizadas para obtener un autoinforme de la intensidad del dolor en los niños para evaluar la confiabilidad y validez y comparar las escalas por preferencia y utilidad.
Métodos: Se realizaron búsquedas sistemáticas en cinco bases de datos electrónicas importantes en busca de estudios que utilizaran una escala de rostros para la medición de autoinforme de la intensidad del dolor en niños. Se identificaron catorce escalas de dolor de caras, de las cuales 4 se han sometido a pruebas psicométricas exhaustivas: Escala de dolor de caras (FPS) (puntuado 0-6); Escala revisada de dolor de caras (FPS-R) (0-10); Escala de dolor de Oucher (0-10); y la escala de calificación del dolor de caras de Wong-Baker (WBFPRS) (0-10). Estas 4 escalas se incluyeron en la revisión. Los estudios se clasificaron utilizando criterios psicométricos, incluida la validez de constructo, la confiabilidad y la capacidad de respuesta, que se establecieron a priori.
Resultados: de un total de 276 artículos recuperados, 182 fueron evaluados para evaluación psicométrica y 127 fueron incluidos. Se encontró que las 4 escalas de dolor de caras estaban adecuadamente respaldadas por datos psicométricos. Cuando se les dio a elegir entre escalas de caras, los niños prefirieron el WBFPRS. La confusión de la intensidad del dolor con el afecto causado por el uso de caras de ancla sonriente y llorando es una desventaja del WBFPRS.
Conclusiones: para uso clínico, no encontramos motivos para cambiar de una escala de caras a otra cuando se utiliza una de las escalas. Para uso en investigación, el FPS-R se ha recomendado sobre la base de su utilidad y características psicométricas. Los datos son escasos para los niños menores de 5 años, y la investigación futura debería centrarse en medidas, instrucciones y anclajes simplificados para estos niños más pequeños.