Epistaxis o Hemorragia Nasal


Epistaxis o hemorragia nasal, definición

La epistaxis, comúnmente conocida como hemorragia nasal, son los episodios caracterizados por derrames de sangre proveniente de vasos sanguíneos ubicados en la parte anterior del tabique nasal o niveles posteriores de la fosa nasal.

Tipos de epistaxis

Por lo general, la epistaxis no responde a ninguna situación que deba causarnos preocupación, sino que, al contrario, es algo bastante común. Actualmente se posee una clasificación para la epistaxis nasal: anterior y posterior. Lo que definirá el tipo de epistaxis o hemorragia nasal, más allá de la causa, serán las características del sangrado.

Epistaxis anterior

En los casos de epistaxis anterior, el punto sangrante ocurre en la mucosa de la región anterior del tabique nasal y el derrame se puede dar por una o por las dos fosas nasales.

Epistaxis posterior

La epistaxis posterior, las cuales suelen ser muy poco comunes, el derrame de sangre se da a través de la faringe, por lo que la misma se traga. Por esta razón, es necesaria un examen a través de la boca para detectar su existencia.

Causas de la epistaxis

Existen una lista abundante en razones para que una persona pueda sufrir un episodio de epistaxis. Sin embargo, cuando toda clase de traumatismo es descartado como causa, es difícil conseguir una respuesta concreta.

Estas son algunas de las causas más comunes:

  • Traumatismos nasales.
  • Desviaciones y malformaciones del tabique nasal.
  • Exposición a sustancias y humos de alta concentración química que irriten la mucosa.
  • Heridas por hurgarse la nariz con excesiva fuerza.
  • Resequedad de la mucosa por permanecer en ambientes mal ventilados.
  • Hipertensión severa o hipertensión en picos (descompensada).
  • Rinitis severa, principalmente causada por infecciones virulentas o alergias intensas.
  • Uso de medicamentos anticoagulantes, lo que evita que la sangre tenga una espesura adecuada (aspirina, ibuprofeno).
  • Cambios bruscos de altura, problema frecuente entre buzos y tripulantes de aviones.

Asimismo, existen otra serie de causas que responden a factores externos de mayor cuidado y que son menos comunes. Algunas de estas son:

  • Leucemia.
  • Hemofilia.
  • Enfermedad de Rendu-Osler o similares, que afectan los vasos sanguíneos.
  • Tumores en la cavidad nasal.
  • Anemia.
  • Intoxicación severa por consumo de alcohol.
  • Problemas hormonales.

¿Cuándo acudir al médico?

Generalmente, la epistaxis no es una razón de peso para acudir al médico. Ésta se suele manifestar en episodios menores, los cuales no suponen un riesgo para la salud del paciente.

Sin embargo, hay que prestar atención al sangrado y determinar si es conveniente acudir a un otorrino. Primeramente cuando el episodio de hemorragia nasal se prolonga durante mucho tiempo o si el derrame es abundante y no cede con los taponamientos caseros.

Si el paciente presenta palpitaciones, respiración breve y palidez, este podría estar en shock por la pérdida abundante de sangre. Aun cuando el sangrado no sea evidente, pudiera ser un caso de epistaxis posterior, donde la sangre se derrama por la faringe y no llama la atención.

En este caso y tras tagar sangre de forma abundante, en el caso de la epistaxis posterior, el paciente es probable que vomite. Este es un claro signo de que se debe buscar la ayuda de un médico.

Tratamientos para la epistaxis

Cuando se trata de un episodio de epistaxis anterior, donde la hemorragia ocurre a través de las fosas nasales, el tratamiento empieza desde casa.

El paciente debe sentarse derecho, si se inclina demasiado hacia atrás podemos no percibir la hemorragia que se iría por la faringe.

Tras esto, se debe dejar de estimular la nariz. Esto se logra respirando por la boca y no introduciendo ningún objeto en las fosas nasales. Una vez hecho esto, se debe comprimir la nariz durante un mínimo de 5 minutos, lo que lograría el cese de la hemorragia. Usar hielo puede aumentar la efectividad.

Si la compresión externa no es suficiente se debe realizar un taponamiento con algodón y vaselina o agua oxigenada pero éste debe ser compresivo. Y mantenerlo durante horas para ayudar al proceso de cicatrización.

Si no cede debe consultar con su ORL o en urgencias.

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